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Estela Canto

BORGES A CONTRALUZ Publicado en 1989, cuando el muerto reciente era un padre etéreo al que los escritores argentinos buscaban matar otra vez, Borges a contraluz es un testimonio desnudo, desencadenado, un ejercicio fundante de chismografía y lectura que diagnostica la zona donde se espasman la vida y la obra del escritor en español más importante desde Quevedo. La intimidad débil de Borges ya era objeto de burlas no tan solapadas en los años treinta. Estela Canto, escritora satelital del grupo Sur, heroína resistida por el núcleo duro, traductora heroica y bailarina espía en el departamento de Santa Fe y Ecuador de los Bioy, en el que se pergeñó el giro fantástico de la literatura latinoamericana, conoció a Borges, leyó bien a Borges, se dejó amar por él y en el final de su vida decidió -deslenguada, pilla, vibrante, enloquecida- contar lo que sabía. Incluyó sus cartas. En el tercio de siglo que pasó desde entonces, Borges no sólo obtuvo una unanimidad que lo perturbaría, sino que además fue leído tal como lo propuso su viuda más infiel: como un hombre que dejó en su obra inmortal trozos calientes de intimidad, de vida. Es hora de ejercer la actividad que Borges más amaba: la de volver a leer. Santiago Llach ESTELA CANTO nació en Buenos Aires en 1915 y falleció en 1994 en la misma ciudad. Descendiente de una tradicional familia del Uruguay- algunos de sus antepasados fueron importantes militares-, fue escritora, traductora y periodista y una bohemia auténtica. A través de su hermano Patricio, también escritor y traductor, ingresó en el círculo íntimo de Sur. Estela y Silvina Ocampo se hicieron muy amigas y fue invitada a frecuentar la casa de los Bioy Casares-Ocampo, donde conoció a Jorge Luis Borges, al que ya admiraba. Una noche de verano Borges se ofreció a acompañarla a su casa; sería la primera de varias largas caminatas que iniciaron una amistad entrañable. Estela Canto no sólo era una gran interlocutora de Borges debido a las lecturas y el amor por la lengua inglesa que compartían; también lo conoció en profundidad y captó aspectos claves y sutiles que muestran con frescura los pliegues humanos de una de las mentes más brillantes de todos los tiempos. Este libro, tal vez la biografía más cercana de Borges, es el relato de esa relación única que siguió -con vaivenes- hasta la muerte del escritor. Publicó El muro de mármol (1945, Premio Municipal), El retrato y la imagen (1950), El hombre del crepúsculo (1953), El estanque (1956), La noche y el barro (1961), Isabel entre las plantas (1966), Los otros, las máscaras (1973), La hora detenida (1976), El jazmín negro (1978), Ronda nocturna (1980) y Detrás de la medialuna (con el seudónimo de Evelyn Clift, 1982). La traducción de Estela Canto de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, está considerada la mejor en castellano. En 1978 colaboró con el guion de El Fausto criollo, filme que dirigió Luis Saslavsky. Edad recomendada: Adultos.

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